Estamos hartándonos de los "vivos"

En el mundo del fútbol Caruso Lomardi es conocido por una conducta que para algunos resulta incalificable, mientras que para otros - poseedores de una moral de baja intensidad - es otro "vivo" que además hace la delicias del periodismo amarillo.

Durante toda la semana se dedicó a "calentar" el ambiente para el partido disputado hace unos horas y durante el mismo lo logró aprovechando la inestabilidad emocional que padecen nuestro máximo referente en el campo de juego y el director del equipo.

Así logró ensuciar un partido para lograr su mezquino objetivo y que lo expulsaran conjuntamente con Almeyda, aunque su primer ambición era llevárselo al Chori Dominguez.



Son dos conductas y son dos estilos, tanto que Caruso Lombardi, a la finalización señaló que su equipo "hizo su negocio" en relación a cómo se dio el empate de esta noche, mientras que Almeyda afirmó: "Nosotros no queremos empatar".

En definitiva tal como acertadamente lo describe Facundo Adamoli en Sólo River: La mezquindad prevaleció

Tres factores bastaron para que River solamente pueda sumar de a uno en un repleto Monumental: la poca profundidad de River en el primer tiempo, la complicidad de Lunati con el planteo de Caruso Lombardi y la mezquindad de Quilmes, que dio cátedra de cómo debe jugar un equipito de barrio. Es por eso que River empató 0 a 0 con Quilmes, por la fecha 23 del Nacional.

River se acordó tarde de atacar. En rigor, el equipo tardó en acostumbrarse al planteo de Quilmes, que achicó muy bien los espacios y presionó mucho arriba. El partido le quedó incómodo desde un principio, y eso pesó en el resultado final: River solo tuvo 45 minutos, para atacar con comodidad. El millonario tuvo sus propias limitaciones, es verdad: Sanchez estuvo demasiado impreciso, y el Chori, una de las figuras, utilizó el primer tiempo para jugar su propio partido, aquel partido vs la hinchada de Quilmes. La displicencia de Domínguez y la imprecisión de Sanchez, dejaron un vacío futbolístico difícil de saldar.

Ya en el segundo tiempo, con un Domínguez más iluminado, River le encontró la vuelta al ataque y tuvo varias situaciones para convertir. ¿Que impidió arrancar el cero del arco rival? La suerte, imprecisiones propias y la gran actuación de Trípodi.

River venía fuertemente ofuscado de un trámite del partido complicado: el juego mezquino de Quilmes, fue totalmente complementario a la (siempre) paupérrima actuación de Lunati. Ideal para hacer un partido trabado, tribunero y grandilocuente, permisivo, Lunati no hizo más que favorecer el planteo de Quilmes.

No siempre hay que ser burdo para perjudicar a un equipo. A veces basta con ser más sutil, incentivar (bajo la ausencia de penar a los jugadores) las “mañas” del mezquino, como por ejemplo permitir que “se haga tiempo”, para perjudicar a aquellos que solo intentan jugar al fútbol. El partido fue demasiado estático, y eso, fue importante para el desarrollo del juego.

River sufrió la complicidad de Lunati y Quilmes, pero también tuvo su cuota de responsabilidad. Aún adeuda llevarse los tres puntos con aquellos equipos pertenecientes al “lote de arriba” (no me refiero a los 4 primeros, sino a los 10 primeros). Es una materia pendiente e importante, que el equipo de Almeyda debe rendir.

Aún así, el análisis del partido arroja que River dominó a Quilmes, y el punto conseguido fue producto de culpas compartidas en igual proporción. Este punto será o no positivo en función de otros resultados y posteriores partidos en donde River indefectiblemente tendrá que ratificar su chapa de candidato.

Estamos hartándonos de los "vivos" del fútbol argentino.

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