Por Sebastián Furlong
Representante de Socios del Club Atlético River Plate y Prosecretario de la Agrupación Tradicional
Pasaron las elecciones en River Plate. Con más pena que gloria para el presente y futuro de la institución. La mayoría de los/as socios/as -alrededor de 16 mil sobre un total de 25 mil votantes- eligieron la continuidad por sobre el cambio en la gestión institucional del Club.Lo cierto es que en River, debido al estatuto reformado en 2023, se obturó la continuidad absoluta de proyectos, muchas veces representados en figuras políticas
Así como Jorge Brito estuvo lejos de ser Rodolfo D'onofrio, Stefano Cozza Di Carlo no se parecerá a ninguno de ellos. Y pasará lo mismo con los que vengan, sean del signo político que sean.
Stefano asumió como presidente de River con tan solo 36 años. Nieto de Osvaldo Di Carlo y hasta el momento su carrera política fue vertiginosa: pasó de ser Secretario de Bienestar Estudiantil en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y comunero de Núñez y Belgrano -de la mano de Martín Lousteau- a meterse de lleno en la política de River, siendo referente del área de Comunicación, después fue designado vicepresidente 2º tras el fallecimiento de Guillermo Cascio y en la última gestión secretario general.
El presidente electo tiene el desafío de conducir a una alianza muy amplia, que incluye representantes del gran empresariado, del PRO, La Libertad Avanza y el kirchnerismo. Cuando hubo calma a nivel deportivo, la coalición de gobierno funcionó de manera correcta a base de prebendas, privilegios y mucho silencio.
Ahora el escenario podría ser otro, porque está claro que si los resultados no acompañan las tensiones por la sucesión se acelerarán antes de tiempo.
Y tras los recientes comicios, con menos disimulo que nunca, el cirujano se arrastra detrás de los oficialistas de la Comisión Directiva y se sube al micro con ellos. Una verdadera traición al voto de su electorado, que en un 16% que lo volvió a visualizar como alternativa.
En el contexto electoral, la lista 5 "River campeón, deportivo y social", interpretó a la perfección las ideas de quienes queremos a River: una política de fútbol que expulse a los empresarios corruptos del ámbito de decisiones y un Club que revalorice y haga una inversión profunda en todos los deportes.
Porque River no se vende, se defiende. Con una campaña de bajos recursos y lanzada apenas dos meses antes, miles de socias y socios nos confirieron un verdadero mandato para defenderlos ante los atropellos del oficialismo.
Por último, dejamos tres hipótesis políticas para lo que viene:
1) Ningún oficialismo es eterno, una gestión que comete errores de forma sistemática se resquebraja más temprano que tarde. Si el oficialismo es insensible, nosotros tendremos que ser sensibles. Si el oficialismo cree que todo se puede comprar con plata, nosotros debemos demostrar que la planificación es más importante que la billetera improvisada.
2) No hay alternativa posible en River sin emprender una ardua construcción política desde ahora. La oposición debe construir consensos más amplios en base a un modelo de club que sea democrático, inclusivo y participativo.
Hay que salir a buscar a aquellos socias y socios que comparten la perspectiva de un River que no sea SAD ni de los CEOs. Llamarlos a participar de forma activa y sin una premisa meramente electoralista.
3) Hay un malestar en una gran cantidad de socios y socias que puede acrecentarse en el corto plazo, debiendo resaltar que inclusive muchos de ellos votaron al oficialismo.
Tiene que ver con la pérdida de identidad colectiva como Club, buena parte de las obras pierden valor si "la cancha ya no es lo mismo" o si se privilegian a los turistas y los pochoclos. En ese marco, otra de las premisas fundamentales debe ser recuperar un River popular que enorgullezca a socias/os que siempre estuvieron: en las buenas y en las malas.

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