Con una enorme amargura

Almeyda logró expresar el ánimo del pueblo riverplatense tras el patético empate a los 91´del superclásico: "Me voy con una amargura enorme por cómo se dio el partido. Empatan un partido que estaba terminado" y agregó:  "River hizo un muy bien primer tiempo, en donde Boca casi no pisó el área. En la segunda parte ellos se vinieron, pero nosotros metimos el segundo y luego no lo supimos cerrar. Hay jugadores que eso lo entienden, y otros que no lo van a entender nunca." 

Por último el DT consideró: "Hay méritos de Boca y errores de River. Cuando quedaba un minuto y medio quisimos llegar al tercer gol, nos agarraron de contra y por ahí no marcamos bien. Por eso la amargura, por haber querido ir a cerrarlo cuando tendríamos que haber tenido la pelota y no arriesgar. Creo que se nos fue un gran triunfo, que necesitábamos todos los hinchas de River, por el momento, porque necesitábamos ganarle a Boca después de habernos ido a la B." 

 

Como analiza Facundo Adamoli para Sólo River en  Uno para el peso faltaban sólo 3´ sólo 180 segundos. 

Ese era el tiempo nada más que River necesitaba para tener la pelota y cerrar el partido. River no jugó de esos partidos que supo haber jugado en el Monumental ganando en el resultado y bailando a Boca en el juego. River ganaba 2 a 0, pero como en casi toda la “Era Almeyda” se complicó sólo. Por imprecisiones propias y desatenciones graves, River terminó empatando 2 a 2 con Boca por la fecha 12 del Torneo Inicial. lastimó mucho con muy poco. No se veía un juego colectivo sólido ni había una idea clara de juego, pero algunas de sus grandes figuras estuvieron lo suficientemente encendidas como para lastimar a un Boca que tenía muy poco.

Ponzio, Sanchez y Mora fueron los estandartes del 2 a 0. Un 2 a 0 que parecía sellar el partido y conseguir la tan preciada alegría de “salvar el año”. River se apoyó demasiado en sus tres figuras y no supo dar la cara como equipo para bancar el resultado.

Tal vez la clave del partido haya estado en ese cambio, el de Funes Mori por Mora. El uruguayo, la figura del partido, era uno de los pilares anímicos del equipo, era el jugador que tenía ganas de jugar y ganar el partido, era el delantero que durante casi todo el partido hizo temblar a Schiavi y a Burdisso con su impertinencia.

Pero a River siempre la falta uno para el peso. Hace tiempo que River vive verde, aprendiendo sobre la marcha y regalando ventajas a sus rivales. Una vez más, River hizo de esas que ya no se pueden permitir más: revivió a Boca con un penal infantil, y no supo aguantar el resultado en el tiempo de descuento.

Al volver a Primera el objetivo estaba más que claro: salir campeón. Luego de una serie de resultados desafortunados que nos alejaron del campeonato, el nuevo objetivo era conseguir una plaza en la Copa Libertadores pero la mediocridad del equipo pronto nos alejó de ese sueño. El objetivo pasó a ser el clásico. Hoy, River cierra un 2012 sin nada.

Las teorías conspirativas y las operaciones mediáticas ya no sirven para explicar tanta mediocridad: la gestión Passarella ya va casi tres años sin conseguir títulos y con un descenso a cuestas. 

En lo institucional, sigue tan mediocre como en lo deportivo: transferencias poco transparentes y un sistema de reserva de entradas (Livepass) dedicado a perjudicar al hincha.

Queda un sabor agridulce. Un empate no le sirve a ninguno. Sin embargo, trae malos recuerdos del Nacional B, ver como el rival festeja la igualdad, como si hubiese logrado un campeonato del mundo. Eso sí es ser de la B.

Entrada fútbol:

¿Cuál es tu opinión?