Nos dormimos en los laureles y lo pagamos caro
por El Patadura Observador
River perdió la serie con Internacional de Brasil y los hinchas nos quedamos con la sensación de que era una llave pasable.
Pasados unos días de la eliminación y recuperado el temple luego de la calentura, me animo a esbozar algunas razones que pudieron llevar al Millo a dormir afuera.
1- Defiende mal
Más allá de una cuestión de nombres propios, al equipo le cuesta mantener el equilibrio entre lo que ataca y lo que defiende. Este tema no es nuevo, ya que viene pasando desde la última etapa del Muñeco, pero el actual cuerpo técnico tampoco le encontró la vuelta.
Y en el caso actual me llama mucho la atención, ya que tanto el DT como sus principales colaboradores fueron defensores o arqueros. Si Demichelis y Pinola no pueden explicarle a sus dirigidos cómo y dónde pararse en una pelota parada en contra, no me imagino que otra cosa le podrán enseñar.
El hecho es que cada vez que el equipo tiene un tiro libre o un córner en contra se vuelve una odisea.
Porque entre los defensores que suelen dormirse alguna siestita a la hora de tomar las marcas, y Armani que no sale a cortar nunca, cualquier equipo que entrene un poco en la semana nos puede complicar la vida. Se vio en el campeonato local y se hizo más palpable frente a Inter el otro día.
2- Necesita crear mucho para convertir
El dominio que suele tener el equipo en ataque no se ve reflejado en la cantidad de goles que hace. River bate récords a nivel nacional, pero en el plano internacional la efectividad es fundamental.
Por como se juega la copa, poniendo alma y vida en cada pelota, no siempre es posible tener seis o siete chances de mandarla adentro. Entonces hay que marcar en las dos o tres que se puedan crear. Pero si el equipo necesita esa cantidad de oportunidades para marcar un gol, es lógico que el tanteo sea bajo.
Demichelis pone habitualmente mucha gente de buen pie en sus formaciones. Pero esa es una cualidad necesaria pero no suficiente para llegar al arco rival y hacer goles.
Muchas veces es mejor tener más gente idónea para marcar (delanteros), aunque tengas que alimentarlos con pelotazos, que tener tres o cuatro habilidosos que no patean al arco, o necesitan muchas chances para hacer un gol.
Y a Micho le gusta jugar con un solo punta. Y así todo se complica.
3- De visitante es un equipito
River demostró esta Copa Libertadores que cuando sale de visitante es un equipo más del montón. Ya sea por el planteo del DT (que se equivocó y mucho) o por lo que dan los jugadores, cada partido de visitante fue malo.
La sensación, por lo que se ve por tele, es que aquel equipo que se hacía fuerte en los mata - mata, ya no está más (aunque los nombres sean casi los mismos) y ahora hay una versión timorata que no asusta a nadie.
4- Tuvo mala suerte
Aunque los hinchas del buen fútbol no lo queramos admitir, la suerte juega su papel en un partido. Y esta vez no la tuvimos.
El penal de Solari es un claro ejemplo. Más allá de lo que hizo el jugador (fue el único que se resbaló en toda la serie), lo que pasó fue una desgracia futbolística.
Veo a River desde hace 42 años y no recuerdo otra definición como esta, en la que perdimos por un penal anulado por doble toque y otro en el que se nos obligó a cambiar de lado antes de patearlo.
5- Demichelis plantea mal los partidos y hace mal los cambios
Me hago cargo de lo que escribo (critiqué a Ramón y a Gallardo, mirá si no me voy a meter con Demichelis). Este cuerpo técnico se equivoca demasiado seguido y eso, generalmente, le cuesta puntos al equipo.
En el caso puntual de esta serie, era salir con mayor peso ofensivo en el Monumental para marcar la diferencia y defender lo logrado de visitante.
En la ida atacamos casi todo el partido con un solo punta y los goles llegaron al final, cuando lo metió a Solari.
Y en la vuelta, puso dos puntas pero el equipo jugó a defenderse. Yo no se si esto fue planeado o los jugadores instintivamente trataron de salvar la ventaja. Pero si te vas a defender durante 90 minutos, tenés que mandar a la cancha un equipo más equilibrado.
Otra cosa que no entiendo es haber quedado afuera de la serie y que Borja lo vea entero desde afuera. Te puede gustar o no como juega el 9, pero si te estás quedando afuera hay que ponerlo porque él ya demostró que te puede salvar las papas.
6- Hay jugadores que están de vuelta
Sé que con esto me voy a ganar las puteadas de muchos fanáticos. Pero hay jugadores que por una cuestión de edad ya no pueden dar lo que River exige.
El caso más notorio es el de Enzo Pérez. Nadie duda que es (fue) un jugadorazo y un gran líder. Pero hoy ya no puede bancarse la contención en el medio campo él solo.
Y si Aliendro está en un partido normal (son pocas, pero a veces le pasa de jugar 5 puntos), el medio se transforma en una puerta giratoria por la que pasa el que quiere.
Otro de los que juegan habitualmente que también está con un nivel muy bajo es Nacho Fernández. Este año fue más lo que protestó que lo que generó con la pelota en los pies.
7- El medio no para a nadie
Y este ítem viene ligado al anterior. Si vos ponés un mediocampo de cinco jugadores, y tres tienen funciones mayoritariamente ofensivas, y dejás solo dos para la recuperación, es lógico que te pasen como estatua.
Y sabido es que todo ataque que no pare el medio, le queda a la defensa. Por eso solemos ver a González Pires o Enzo Díaz salir lejos a cortar y hacer faltas evitables. Y esos tiros libres en contra suelen convertirse en un dolor de cabeza.
Los grandes equipos suelen tener jugadores en el medio que, si no cortan la jugada, dejan "herido" al que lleva la pelota para que los defensores completen el trabajo. Cuando los volantes la ven pasar sin hacer nada, es muy difícil terminar el partido con la valla invicta.
8- Rochet se atajó todo
Aunque odiemos reconocerlo, el rival también juega. Y si bien nuestro rival de turno dejó la sensación de que le podíamos ganar, trajo un arquero con mayúsculas.
Lo que atajó en el Monumental no se puede creer y fue determinante para dictaminar al ganador de la serie. Y, si bien en Brasil no tuvo muchas chances de lucirse, cuando le tocó atajó muy bien.
En fin, nos dormimos en los laureles y lo pagamos caro.
Ojalá el cuerpo técnico haya aprendido la lección y en la próxima edición podamos ver un equipo más acorde a lo que nuestra historia manda.