Equipo grande, planteo chico

por Facundo Adamoli para Solo River

River fue recibido en Ecuador como un gigante, por su historia, por su jerarquía, por lo que representa. Pero en la cancha, jugó como un equipo chico, sin historia, sin amor propio. Se sintió inferior a un ignoto rival, sin fútbol ni argumentos.

 Pero hace tiempo que River ya no se siente grande, y cualquier pequeñez es suficiente para complicarse. Jugando casi colgado del travesaño en el primer tiempo, y reaccionando tarde en el segundo, River perdió 2 a 1 ante Liga de Loja por el partido de ida de los 8tavos de final de la Copa Sudamericana.

Compramos la idea de que los partidos de Copa se juegan así. Nos contentamos con colgarnos del travesaño y esperar a que los delanteros contrarios tengan un mal día. Pero ese estilo de juego se basa puramente en resultados, y una vez más, cual castillo de naipes, el “planteo de Copa” volvió a esfumarse en su propio humo.

El equipo de Ramón eligió esperar. En ataque, nada. La jugada predilecta de River en el partido fue cercarse en los costados. Las ideas se acababan en tres cuartos de cancha y sobre la raya. Más argumentos para el ataque no habían, ya que, como en toda la Copa, el millonario no tuvo intenciones de atacar.

Ponzio volvió al equipo para seguir prologando su pálido rendimiento. Pelotas perdidas, pases errados y desequilibrio total para generar caos en el medio. River acumuló, como siempre, muchos jugadores y pocas ideas en el medio.

Sí, River intentó reaccionar el segundo tiempo. Tanto se había refugiado el equipo de Ramón en que lo mejor era salir a defenderse, que se sorprendió cuando probó un poquito la endeble defensa de Liga de Loja. Cuando el millonario apenas se decidió a atacar, encontró rápidamente el empate.

Pero cuando uno se sabe inferior al equipo rival, el momento de reacción se vuelve efímero y a través de un penal infantil, le dio otra chance al equipo ecuatoriano para ponerse arriba. 2 a 1. El partido había terminado.

La débil reacción en ofensiva de River seguramente alimentará la mediocre idea de que los de Nuñez merecieron más. En realidad el planteo y la actitud en cuanto a encarar el partido en ofensiva, demuestra que todo lo que le sucede a este equipo es porque se lo merece. Porque en el fondo, nunca hizo méritos como para apoyarse en el argumento futbolístico para sentirse más que el rival.

Merecimientos, errores arbitrales, “mala suerte”, muchas formas tienen los defensores de este “modelo de juego” de justificar tanto fracaso.

Un River poniendo todas sus fichas en ofensiva, está 3 goles arriba de este flojísimo Liga de Loja. Pero este equipo no está convencido ni de la historia ni de los postulados filosóficos de juego que implica vestir esta camiseta. La lógica es esperar que, como siempre, el más débil vuelva a agigantarse en nuestra casa.

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