Metastasis

por Facundo Adamoli para Solo River 

Solamente pasaron 48 hs desde que anunció que no se presentaría a la elección. Pero el daño ya estaba hecho. Debió haber desistido aquel fatídico 26-J. 

Ese hombre que consumó lo que Aguilar hizo durante 8 años, se llama Daniel Passarella. Este cáncer será extirpado el 15 de diciembre, cuando a River lo operen en las urnas. Pero el pronóstico no es bueno. Arruinaron a River y éste último partido, fue el reflejo de la suma de todos los males. Un equipo, que por cuestiones de la coyutura hoy lo llaman River, fue vapuleado 3 a 1 por Lanús en los 4tos de final de la Copa Sudamericana.

River arde como Troya. Porque entraron dirigentes a su seno disfrazados de hinchas que, una vez adentro, arrasaron con todo. Porque a River también entraron jugadores semi profesionales y profanaron todo. La camiseta, los valores de la institución, la historia…se encargaron de borrar todo.

Doce años de hambruna institucional explican hoy el baile que recibió River. La lección de fútbol, la cátedra de los del Sur, ante un equipo que desde el minuto uno entró rendido. Entró sin un ápice de esperanza al campo de juego porque se fueron ya en el primer tiempo 2-0 abajo. 

River no aguantó la parada porque su capitán, Ponzio, fue la cara visible del equipo: un jugador sin fuego sagrado, sin compromiso, errático, cansino e indolente.

Passarella dejó un plantel a imagen y semejanza de su gestión. Un equipo en donde la cara la tienen que poner los pibes, como Matías Kranevitter, que se comió la cancha y corrió todas las pelotas como la última. 

Más que claro está que el dolor del hincha les es indiferente, pero ¿Y sus compañeros? ¿Y los más chicos? Los pibes tienen que crecer en un River que partido tras partido hunden sin miramentos.

Hay muchos culpables. Uno más y otros menos. Pero ante Lanús los jugadores volvieron a hacerle sufrir al hincha un nuevo papelón. Han vuelto a humillar a lo más incondicional que tiene el club: el hincha. Y este River impresentable tiene responsables y se encuentran en la cara de muchos jugadores: el miedo de Carbonero, la impericia de Bottinelli, la frialdad de Ferreyra, el desgano de Fabbro, la indolencia de Ponzio, la torpeza de Maidana…

El cáncer es una enfermedad terminal. Como Passarella. Fue terminal. Hizo metástasis ya y será muy difícil revertir. Cuando un tren te pasa por encima, a veces ni el mejor médico puede salvarte. Y nuestro mejor médico era Ramón. Pero ni vos Ramón pudiste hacer magia. Porque aunque estés en todos nuestros corazones, este semestre también tiene una gran cuota de responsabilidad tuya.

Hay que ver el pronóstico de la institución post-passarella. No hay garantías de que River se salvará. Lo más importante que deben saber los candidatos, es que River ya no puede aguantar una más

Si sos dirigente y estás pensando cómo colarte en una lista, cómo llegar al poder, tenes que saber: cuatro años más de lo mismo no se pueden resisitir. 

Hagan todo a conciencia. No sea que ustedes sean los próximos en quedar en la historia por matar al club.

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