Más allá del significado que tiene cualquier superclásico para el pueblo riverplatense, anoche la prioridad de Gallardo hoy no pasaba por vencer a Boca sino por llegar lo mejor posible el próximo sábado 4 de febrero contra Lanús por la Supercopa Argentina.
Por eso, cuando a último momento se enteró de que Lucas Alario padecía una sobrecarga muscular, no dudó en dejarlo afuera del partido para preservarlo y que así llegue en su mejor estado para enfrentar al Granate. 

Los hinchas pusieron color en las tribunas y el equipo armó la fiesta en el campo de juego
Ello, sin embargo, no afectó a los 20 mil riverplatenses que asistieron al Minella, tanto que cuando minutos después de las 22 hs el Millo salió al campo de juego, recibió una bienvenida sensacional que en un marco espectacular que desde una cabecera totalmente colmada se dispararon gran cantidad de bengalas sincronizadas formándose una impresionante cortina de humo al mismo tiempo que los fuegos artificiales de la organización aportaban un clima especial a la noche.
Es que River entendió cómo había que jugar, bancándose desde el principio un encuentro a pura fricción, golpeando al rival en el momento justo como lo viene haciendo en esta etapa copera dirigida por el Muñeco y quedándose claramente con el primer superclásico del año.
Formación inicial con la imprevista ausencia de Alario
En los primeros 45 minutos ambos equipos exhibieron un entramado de nervios y se dividieron las situaciones de gol: River tuvo sus oportunidades con una volea desviada de Sebastián Driussi, un desborde de Camilo Mayada con un centro que no encontró a ningún compañero en el área, remates desde afuera de Rodrigo Mora e Ignacio Fernández y la más clara: un cabezazo del delantero uruguayo que Axel Werner envió al tiro de esquina.
Boca por su parte, inquietó a Augusto Batalla al inicio del encuentro, pero el arquero se convirtió en gigante salvando un mano a mano con Pavón y después mostrando seguridad ante un remate de Centurión.
El segundo tiempo fue todo del Millo. Tras una impecable asistencia de Driussi, Nacho Fernández tuvo el primer mano a mano con Werner que lo atajó y después el Pity Martínez probó desde fuera del área, con una defensa bostera que comenzó a dejar notables dudas´
En una defectuosa salida desde el fondo Driusso recuperó la pelota sobre Peruzzi, gracias a la presión inculcada por el cuerpo técnico riverplatense, que culminó en la carta para colocarse en ventaja cuando Insaurralde puso la mano tras un ingreso al área del Pity Martínez. El propio Driussi convirtió el penal en gol y a partir de allí se modificaron los esquemas tácticos. El rival salió a buscar el empate y ahí lo liquidó el Millo, con un potente cabezazo cruzado de Mina que cerró la historia.
Ya con el resultado puesto llegaron las grescas y las expulsiones.Tras una dura infracción de Insaurralde sobre el juvenil Exequiel Palacios, que había ingresado por Nacho y un forcejeo posterior, al que le puso fin Néstor Pitana expulsando al defensor de Boca, a Darío Benedetto y al goleador Driussi.
El festejo final con la Copa Nofal
Tras este episodio, el partido transcurrió sin otras situaciones hasta su finalización y el Más Grande terminó festejando un triunfo merecido en el primer superclásico del año.
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