Allá lejos y hace tiempo

Hace 65 años nuestro River Plate crecía para convertirse en la Casa Blanca de América gracias al sentimiento de los riverplatenses y a la conducta de una dirigencia ejemplar que era el producto de la llamada familia riverplatense donde todos participaban con sus pasiones y proyectos.

Claro que no se trataba de una novela rosa, ya que la pasión por momentos desbordaba aquellas Asambleas en las que podían participar con voz y voto todos los socios y se producían alborotos. Por ello se impulsó la organización institucional de la asociación siguiendo analógicamente la organización nacional.

Así se decidió establecer que el órgano de gobierno más importante fuese una Asamblea de Representantes siguiendo el modelo de la Cámara de Dipùtados y que hubiese agrupaciones políticas permanentes como los partidos políticos nacionales.

En 1933 nació el Núcleo Acción Riverplatense, al poco tiempo el Círculo Riverplatense , nuestra Agrupación Tradicional River Plate fundada en 1936 por el Dr. Degrossi y 6 años más tarde la Unidad Riverplatense por Antonio V. Liberti, que se alternaron en la Comisión Directiva.

Las agrupaciones nacieron como los canales democráticos para encauzar la pasión de manera institucional y como escuelas de formación política, o sea el semillero dirigencial riverplatense que convirtieron a nuestro Club en el "mas politizado" como algunos señalan peyorativamente en un intento para servir a intereses económicos corporativos.

Gentileza Rodrigo Daskal: Nota de la Revista River del 12 de Enero de 1945

La imagen de hace 65 años corresponde a ese período de entusiasmo institucional que impulsaba el crecimiento, cuando pocos días antes habían concluído las elecciones en las que la Tradicional -que bajo la presidencia del Dr. Degrossi había sido gobierno en varias ocasiones y que había sido la oposición frente al oficialismo encabezado por Liberti - le envía a éste una nota por el triunfo de los candidatos de la lista Unidad.

Allí don Ángel Di Carlo -el bisabuelo de Stéfano- como apoderado de nuestra agrupación, expresaba su satisfacción por el normal desarrollo del acto eleccionario, fijándose como un precedente de la honestidad e hidalguía que: terminado el comicio, no habían quedado enconos ni resquemores y "que todos trabajarían por el progreso y el engrandecimiento de nuestro club".

La respuesta del triunfador, que no tardó en llegar, fué: "Mucho agradezco su cordial gesto, revelador de que el reciente acto comicial ha sido una lucha entre caballeros y que a su finalización no han existido ni vencedores ni vencidos, habiendo triunfado simplemente el elevado espíritu de los hombres que como usted orientan su acción en todos los terrenos y en todas las circunstancias, noblemente inspiradas. Antonio Liberti".

Así creció nuestro River Plate de la mano de esta clase de dirigentes vocacionales, que actuando con auténtica caballerosidad priorizaban los verdaderos valores y los intereses del Club, dejando de lado los mezquinos intereses personales.

Cabe recordar que por entonces en las reuniones de esa dirigencia, que se desarrollaban en la vieja sede de Suipacha al 500, a veces se exponían e intercambiaban ideas con auténtica pasión y hasta con frontal vehemencia, pero una vez concluído el debate la mayoría de los directivos, por supuesto que incluídos también los que en la reunión habían sido los más enfervorizados oponentes confraternizaban en los restoranes de los alrededores.

Entrada institucional:

¿Volverán esas conductas?

¿Por qué se perdieron?