Tres al hilo, pero sin "alegría"

El presente surrealista millonario en el ascenso sigue con puntaje ideal, aunque con condimentos sugerentes: jugó con Desamparados y actuó como local en Huracán, en un estadio inmenso y vacío tal como lo describe acertadamente Ariel Roya en La Nación.

Pero como se pregunta Tomas Cacciola en http://soycachy.blogspot.com ¿El de anoche fué un entrenamiento ó fué un partido? Esa es una de las preguntas que se podría hacer cualquiera que sepa muy poco de fútbol o que haya pasado por un estado de inconciencia importante los últimos meses.

"O también algún desprevenido que al ver la cancha vacía no se haya enterado que por culpa de unos estúpidos, los hinchas nos privamos de alentar a nuestro equipo. Pués bien. La realidad indica que fue un partido de la B Nacional, sin público visitante, con uno de los equipos mas grandes del mundo, y otro de los mas pequeños (sin desmerecer ni ofender a los sanjuaninos) en una cancha que no era de ninguno".

Anoche fue el 1º partido de River que presenció Passarella fuera del Monumental desde que renunció como técnico

Así, es porque aprovechando la sanción impuesta a la hinchada y a pesar del incidente del jueves en los quinchos, Passarella apareció acompañado por el empresario Néstor Sívori en el palco del Ducó para ver el partido y estuvo tranquilo porque no había hinchas, tal como lo señala Olé.

Tranquilidad para él y para todos, pero sin alegría, jamás euforia porque en definitiva nadie puede realmente olvidar que River descendió y que esta disputando el ascenso en la B Nacional. Estadio vacío porque la hinchada fue castigada por la acción de terceros

El resto lo dejamos en manos de Ariel Roya que en La Nación que en su comentario "River le gana a sus propias sombras describe atinadamente".

"River todavía debe estar pellizcándose. Su presente surrealista no fue pintado por Salvador Dalí: su propia pluma rubricó este desolador paisaje. Dibujado con sus propias miserias, que en los últimos tiempos borraron con el codo tamaña grandeza. River se hace amigo de la religión: hace milagros. Ya se sabe: juega desde hace tres jornadas en la primera B Nacional. También se conoce: sigue desangrándose entre luchas internas. Pero lo que acaba de suceder pertenece a una crónica dramática o risueña, según cómo se espíe. Según como se entienda el mensaje. El equipo millonario le gana por 3 a 1 a Sportivo Desamparados y sigue como líder en la ahora prestigiosa segunda categoría del fútbol nuestro. El desconsuelo no es vencer a ese noble rival: el dolor es jugar con una dimensión de equipo que debería estar dos categorías debajo de River.

"Pero no es lo peor. Lo peor es que River, que convirtió a Núñez semanas atrás en una suerte de fin del mundo luego del fracaso contra Belgrano, recién ahora debe cumplir con las normas: jugar sin público y en un estadio neutral. River juega en el Palacio, en el escenario de Parque de los Patricios, inmenso y desierto. Los arcos parecen más grandes y River, así como está, cada vez más pequeño. Gana porque debe ganar. Es River, al fin de cuentas. O el retazo que le han dejado.

"Dos veces les exigen a los periodistas, dirigentes y allegados (tantos hay de estos últimos, que disfrazarse de hinchas en las plateas es más sencillo que recitar de memoria la tabla del dos) el número de documento antes de ingresar. La primera, a una cuadra. La segunda, en la entrada. Un oficial, en una mesa; un papel y un lápiz en pleno ensayo de encontrar el nombre. Bien artesanal, aunque necesario. Después, sin embargo, en la platea que debe ser exclusivamente para la prensa, hay hinchas de todos los colores.

"Los de River, unos 220. Aunque tal vez sean más. Los de Desamparados, unos 50, separados por unos metros. El primer gol de River expone la trampa: ese hombre con un anotador sin bolígrafo ni ninguna anotación parece quedar disfónico. Hay aplausos, muchos aplausos.

"La voz del estadio insiste sin éxito: "Es requisito ineludible que se comporten con profesionalismo... de no ser así, será invitado a retirarse". No se va nadie, claro. Ni siquiera el sujeto que está allá arriba. Que repite, como si estuviese en el colegio: "Cruzala, cruzala; bien, bien; para atrás no, para atrás no". No parece periodista. O tal vez sea demasiado efusivo en su análisis.

"Hay más aplausos, cuando Domínguez sella el 3-1. Favale se da vuelta cuando un desquiciado lanza: "Cobrá una para River". Es un conocido cronista que sigue al elenco millonario, que debe querer lanzarse a la fama. Las atajadas se escuchan. Hasta cuando hay una infracción el dolor se siente en directo, sin escalas, hacia la famosa platea Alcorta.

"De pronto, sobrevuela la imagen de la película "El secreto de sus ojos", cuando el mágico Ducó se viste de color en un imaginario Huracán-Racing, atiborrado de público. La realidad, otra vez, supera a la ficción. El mismo escenario, gigante, histórico y desierto. Con River ante Desamparados, casi una bofetada a la memoria".

Entrada fútbol:

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