La historia sigue siendo la misma…

Cuando todos pensábamos que nuestro verano iba a resultar auspicioso luego del empate ante Estudiantes y una buena victoria ante Racing, nos topamos con una realidad que no queríamos ver y muchas interrogantes salieron a la luz luego de las dos derrotas ante Boca.

Seguramente, como me pasó a mí, sentimos una sensación de angustia por la forma en que hemos perdido estos partidos.

La agresividad que mostró River en los primeros cinco minutos del primer partido ante Boca fue algo que se diluyó tan rápido que me demostró que el equipo no supo estar a la altura de estos acontecimientos y que carece de variantes, como así también las falencias que posee un técnico que recién esta arrancando en el puesto.

A los jugadores de River les costó mucho poder afrontar estos partidos y terminaron siendo consumidos por el cotejo empezando por Vega, que posee cierta responsabilidad en los tres goles de los últimos dos partidos, hasta Cavenaghi que se lo notó bastante impreciso a la hora de hacer lo que mejor sabe: definir.

La primera señal de esto previamente mencionado, fue cuando el Chori no pudo contener sus emociones y termino siendo expulsado. Personalmente comparto el sentimiento de él, pero me parece que en esta situación tenía que haber prevalecido el profesionalismo antes que esa sensación que lo apoderó. Lamentablemente, a veces nosotros lo aceptamos porque “vino por la camiseta” pero, mas allá de esto, recordemos que a fin de mes cobra un sueldo y siendo un referente no debería actuar así.

A su vez, me llamó mucho la atención que en el primer partido, Arano haya sido el encargado de ejecutar las pelotas paradas. Creo que River tiene otros jugadores de buen pie para manejarlas y no me parece que él sea el indicado, más allá de su buen disparo de media distancia, hubiera optado por otro jugador para esta tarea.

Otro punto importante que pude notar es que, cuando los jugadores no encuentran el rumbo, no tienen respaldo ni dentro ni fuera de la cancha ya que no pueden apoyarse ni en los referentes ni en el técnico que posee cierta pasividad ante la adversidad.

Pero más allá de estos dos partidos que todos queríamos ganar, hay algunos problemas que venimos arrastrando desde la primera mitad del torneo y que se escondieron tras el aliento interminable de la gente y algunas victorias del equipo.

Mi mayor preocupación que salió a la luz en estos partidos, es la falta de variantes cuando el Chori no está presente y queda explícita cuando Almeyda elije un camino equivocado al tratar de confluir a tres delanteros de área sin un enganche y una línea de tres defensores con un lateral. Creo que ambos son errores conceptuales desde el punto de vista táctico y un intento de encontrar algo que todavía no tiene forma.

En el segundo partido, la creación de futbol se trato de posar en Sánchez, y más allá de que ha tenido un buen rendimiento, fue el único que intento y el que se canso de correr por la banda.

Es muy poco lo que se puede rescatar como positivo teniendo en cuenta que tenemos otros seis meses muy duros por delante.

También se vieron muchos desacoples defensivos, principalmente evidenciados a partir de los goles recibidos ante Boca. Jugadas calcadas de contraataque que terminaron con la pelota en la red. Otro desacierto del técnico que entró en el juego que le plantearon. Del mismo modo, creo que no ha encontrado su línea defensiva de cuatro jugadores. Aquí, es donde yo me hubiera inclinado por haberle dado minutos de rodaje a los juveniles Pezzella y González Pires y probar con una línea de tres defensores ya que vimos que los laterales no encontraron un nivel que llene las expectativas.

Las jugadas paradas fueron muy mal manejadas tanto defensiva como ofensivamente y esto es un punto que tendremos que mejorar lo antes posible teniendo presente que muchos de los equipos con los cuales disputaremos lo que resta de este largo torneo utiliza como principal recurso.

Me cuesta entender como hemos llegado a esta situación y como cada golpe nos trae de vuelta a la realidad. Creo que el fanatismo y la fidelidad del hincha han condicionado nuestra visión al punto de no ser lo suficientemente exigentes con lo que debería dar este club.

Lamentablemente ya no me conforma la posesión de la pelota, tampoco que el otro equipo no se haya dedicado a jugar. Necesitamos victorias y creo que no estamos en el camino correcto si nos quedamos solamente con el “fuimos mejores”.

A su vez, pienso que es poco el tiempo que tenemos para cometer errores y tratar de enmendarlos. Estos seis meses son los más importantes de nuestra historia y tendremos que remontarnos a nuestros gloriosos recuerdos, a nuestra esencia como club y a nuestra pasión por los colores que nos hará alcanzar la luz al final de este túnel.

Si podemos modificar estos puntos y consolidarnos como equipo, los jugadores podrán obtener la confianza y la determinación necesaria para que puedan terminar de concretar el objetivo empezando por derrotar a Almirante Brown el próximo domingo y de a poco recuperar nuestra esencia, algo que hemos perdido hace varios años y que ni jugadores ni dirigentes pudieron recuperar o nunca lo intentaron. Solo ha quedado el aliento de la gente que no ha apagado esa pequeña llama que todavía sigue vigente en cada aliento o grito de la hinchada.

por Jonathan Dagna @JLDagna

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