
Desde que el señor Daniel Passarella fue electo por una mínima diferencia sobre Rodolfo D´Onofrio, en las últimas elecciones millonarias, es evidentemente que la soberbia se instaló en el sillón presidencial y, todavía hoy, se siente en los pasillos del Monumental.
“River por encima de los hombres y de los nombres”, fue la famosa frase que el Kaiser tiró como estandarte de un presidente abierto y democrático, pero la realidad indicó que jamás pregonó con esa palabras, porque las decisiones que él toma, minimizando al resto de su Comisión Directiva, lo hacen ver como a un hombre que piensa en sí mismo antes que en la responsabilidad que le confiaron los socios que lo votaron.
Habría que recordarle a este hombre que él no es River, que el Club Atlético River Plate tiene 111 años de gloria y que se hizo grande por sus títulos, por su gente y por nombres como Ángel Labruna, Amadeo Carrizo, Ramón Díaz, el Beto Alonso, Enzo Francescoli, por nombrar algunos.
Habría que recordarle que por ganar “el campeonato económico”, que él tanto festejó, el Manto Sagrado se manchó y esa mancha será de por vida. No hay que olvidarse tampoco que algunos por ser “soldados de Passarella” provocaron que los hinchas riverplatenses vivieran uno de los peores años (por no decir el peor) de la rica historia millonaria.
Habría que recordarle que la frase “me sacan con los pies para adelante” es un claro ejemplo que solo tiene presente su propio ego y que nadie desea eso, por el contrario, todos desean que él saque a flote a un club que se hundió por malas gestiones y decisiones totalmente erradas.
Pero al mismo tiempo, que sepa que él fue partícipe de esas malas decisiones, como confiar solamente en Bordagaray, cuando se necesitaban refuerzos de nivel; por pelearse con Grondona, por lo que representa eso en AFA y por el momento en el que lo hizo y por apostar a un golpe de suerte que finalmente no se dio.
Y ahora, que se volvió al lugar del que nunca debió irse, parece que se vuelve a retroceder con decisiones como “borrar” a Fernando Cavenaghi o no hacer ningún tipo de esfuerzo por retener al Chori Domínguez. No hay que olvidarse que tanto el Chori como el Cavegol, a diferencia de otros exjugadores, relegaron muchas cosas para venir a dar una mano en el peor momento de la historia y que eso, al menos, merece el mayor de los respetos.
¿Por qué se lo borró: decisión futbolística, de Almeyda o en conjunto con Passarella? En este nuevo presente, Almeyda debe estar a la altura de las circunstancias y no debe convertirse en el títere del presidente como J. J. López con frases como "quiero un equipo más rápido y agresivo", ahora más que nunca debe demostrar esa personalidad que esparció en el verde césped. Matías no puede faltarle el respeto a un ídolo con palabras vacías: “a Cavenaghi le avisará el club que no es tenido en cuenta cuando finalice su contrato. Yo sólo tengo que tomar decisiones”.
River es el más grande, lejos y lo tiene que seguir siendo por el bien de River, porque los hinchas sufrieron pero al mismo tiempo se hicieron más fieles. Por ellos, por la historia y por la camiseta, que Passarella logre recapacitar a tiempo para que no se siga manchando la banda roja que supieron poner en lo más alto grandes presidentes de pura sangre riverplatenses como José Bacigaluppi, JJ Degrossi, Antonio Vespusio Liberti o Julián Kent.
Es por el bien de River Plate, tu grato nombre.