¡Campeones! ganando, gustando y goleando

por Facundo Adamoli en Solo River 

Es difícil determinar qué desató la locura porque River liquidó el partido muy rápido.

Es posible que el gol del Lobo Ledesma haya iniciado el desahogo Monumental. El fútbol argentino se había acostumbrado a ver los campeonatos sin un River protagonista, pero tuvo que volver Ramón para devolvernos esa gloria que nos fue robada. Ganando, gustando, goleando y a la vez, campeonando, River venció a Quilmes 5 a 0 por la fecha 19ª del Torneo Final y se consagró campeón.

Este equipo nos ha devuelto el alma por la forma en que consiguió el campeonato. A lo largo del torneo nos tenía acostumbrado a sufrir hasta el final y ganar por la mínima a pesar de jugar bien de local. De visitante, solo ante Boca y Argentinos pudo conseguir los tres puntos. Sin embargo, el equipo de Ramón le regaló junto al campeonato una lluvia de goles y un masaje a la vista por el juego desplegado.

Fue como si de algún modo, dentro de los 90 minutos, River quiso reflejar en el campo de juego que volvía a ser River. Dominio de pelota, toque corto, juego asociado y mucho despliegue de los jugadores fueron los condimentos de un partido donde todos tuvieron sus puntos altos.

Este campeón se erige a partir de la columna vertebral colombiana: Balanta en defensa, Carbonero llegando al gol, y Teo Guiterrez apareciendo en los momentos importantes. Pero como se mencionó antes, la figura fueron todos. El Lobo Ledesma se cansó de amasar la pelota y distribuir el juego. El veterano número 5 coronó su impecable partido con un golazo de media distancia. Maidana fue el patrón de siempre en defensa. Rojas jugó un partidazo para tomarse revancha de ese tonto penal ante Racing. Lanzini aportó verticalidad y Cavenaghi, el gol del campeonato.

El título 35º quedará en la historia. Será trascendental porque fue con el técnico más ganador de su historia que volvió para recuperar esos años perdidos de prestigio. Porque, por mérito de él, levantó el nivel de jugadores que hasta hace 6 meses tenían el cartel de “En venta”. 

Este título será inolvidable porque a este River lo han puesto de rodillas, lo han castigado y humillado. Porque sus hinchas jamás abandonaron, porque para ser grande de verdad, también hay que saber sufrir y renacer de sus propias cenizas.

Nadie jamás podrá decir nada en contra del hincha de River porque ha probado ser fiel de verdad. Mientras otras hinchadas construyen su mito a partir del marketing y encuestas pagas, la de River ha probado ser incondicional desde los hechos. River no solo fue campeón por su juego y los puntos. River fué campeón también por su gente, que hace rato merecía esta alegría.

Finaliza el partido. River es campeón. A la mente se vienen millones de recuerdos. Las penurias pasadas son borradas para el canto que dice que desde Nuñez sale un nuevo campeón. Una dedicatoria especial se me ocurre. No es para los primos. Es para tres apellidos no gratos en nuestro club: Aguilar, Israel y Passarella.

Entrada fútbol: 

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