Tal como fue siempre los grandes equipos del Club Atlético River Plate se formaron subiendo a la primera a los pibes surgidos del glorioso semillero riverplatense, con la incorporación a partir de 1932 la incorporación de grandes estrellas ya demostradas en los campos de juego como fueron Bernabé Ferreyra y Carlos Peucelle cuya incorporación confirió el apodo de Millonarios.
Esos equipos contribuyeron definitivamente los ingredientes que dotaron al pueblo riverplatense del paladar negro que nos caracteriza como hinchada y que hace de la exigencia una de las características de nuestra identidad convirtiéndonos en distintos para envidia de los otros, aunque parece existir toda una campaña "marketinera" para que perdamos la memoria.
La rica historia riverplatense nos muestra que ese criterio que lo no se malgastó el patrimonio institucional en repatriar jugadores con el ciclo cumplido o con lesiones irrecuperables y menos aún a los ofrecidos por los "empresarios" sin trayectorias convalidas aunque muy promocionados por algunos periodistas que finalmente son contratados por una dirigencia sugestivamente complaciente.
Obviamente hay intereses contrapuestos -al menos poco éticos- ya que varios futbolistas riverplatenses son representados por Berman y hasta hace poco también trabajaba con Ian Subiabre, jugador que desde pasó a ser representado por Claudio Caniggia perdió la consideración del entrenador y entró en conflicto con la dirigencia.
Es más con gran estupor para los que estamos interiorizados el "empresario" insólitamente integró la delegación oficial del Club que viajó a Paraguay para enfrentar a Libertad por la Copa Libertadores.
Ahora bien es necesario aclarar que la relación entre el "empresario" y nuestro club no data desde la llegada de Gallardo sino que viene de antes cuando la conducción futbolística pasaba por Matías Patanían y Enzo Francescoli que mantenían una estrecha vinculación con Berman quien ya era representante de varios jugadores como Lanzini, Kraneviter, Gonzalez Pires y Adam Barreiro entre otros.
Es más fue él, quien como representante de Colidio y Driussi -quien estaba libre- concretó sus costosas incorporaciones al Club Atlético River Plate
El 1º es el momento de terminar con el negocio de pocos y volver al proyecto deportivo de siempre, el que pone a River por encima de todo.
El fútbol debe volver a ser del Club, no de los empresarios. Vamos a expulsar a los mercaderes del templo del fútbol. River tiene una identidad que no se negocia: fútbol ofensivo, elegante y exquisito. Equipos formados desde las inferiores, reforzados con talento joven y excepcional, no con lo que "recomiendan" los amigos del poder.
"...gastaron ciento y pico de millones de dólares en comprar jugadores. Y estas compras taparon a futbolistas surgidos у formados en River. Muchos de ellos fueron dejados libres.
"Vimos el otro día a un jugador desconocido para casi todos, goleador de la reserva de River, Panichelli, que ahora es figura y le hizo dos goles el otro día al Paris Saint-Germain. Y en River quedó libre porque había que darle lugar a los futbolistas que compraron.
"Futbolistas que ya venían de vuelta, con sus carreras ya hechas, y que no rindieron, se pasan con lesiones algunos, otros juegan muy poco, y se pagaron 15 millones de dólares por algunos, 12 por otro, 10 por otro. Y con ese dinero podíamos haber retenido a Julián Álvarez, a Enzo Fernández, o a De La Cruz o a Barco o a Beltrán o al mismo Panichelli." El tiempo le dio la razón. Querer a River es exigir que vuelva a ser River.
⚪🔴⚪ Amamos a River ⚪🔴⚪
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1 comentario:
Para muchos que no habían nacido el único ídolo de River que merece una estatua estos lumpenes, decían que Salas Galarza, Portillo y Galoppo eran cracks. Siempre, el tiempo pone las cosas en su lugar; a nosotros que sabemos y amamos a River y como los recién llegados todavía no lo saben pronto se enterarán.
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