¿Quién no entiende a quién?

 ¿Quién no entiende a quién?

por Pablo Desimone

La metáfora de lo que es River, la viví en la popular. Apoyado contra el paraavalanchas del corralito, observo con un ojo el juego y con otro las reacciones de la gente. Mucha “fumata” por que negarlo. Tras el empate del pincha, llega ese facil desborde por izquierda que cruza el área y todos duermen y  Auzqui, el volante pincha la empuja como Pancho por su casa. Gol. ¡Gooooo!. 

Grita un morocho de mechas profusas que está abajo mío. “Hey, gol de Estudiantes” –le digo. ¿Qué festejás? –pregunto-.Pienso. 

Tanta ansiedad por meter un gol había que ahora festejamos hasta los del rival. El “morocho” posiblemente poseído por la sustancia “Ramón” me contesta: "¡Loco, “esto no es River”, como vamos a jugar con una camiseta negra y ellos con una roja y blanca!. ¡Me confundí loco…me confundí!". Si, te entiendo papá (me río).  Hasta allí llega el desconcierto. El colmo del no “entendimiento”. Un delirio, real.

   

El folletín novelesco de la  semana, fue la condena a la  “la incomprensión” de Teo. “No entendió todavía lo que significa jugar en River”- se escucho explicar suelto de lengua a Ramón Díaz. A la falta de respuestas colectivas y de gol específicamente, había que encontrarle un depositario. 

Y ese fue el “atribulado” colombiano. Que cuando no es un matón de vestuario, un consuetidanario “provocador”, es un“rebelde sin causa” que osa pedir que la pelota le llegue más limpia.

Y Ramón que tomó la decisión de traerlo, sin pretemporada a cuestas, sin actividad en el Cruz Azul, encuentra en esas “palabras más, palabras menos”, todas las justificaciones posibles por la sequía. Se prendió  en una polémica estéril. 

Echó leña al fuego. Y se armó un “puterío” dialéctico, casi cortaziano, por una coma mal puesta. Donde se pierde de vista toda clase de conceptos futbolísticos.

Como por ejemplo, que el gol, es la consumación de una superioridad técnica y táctica sobre el rival. Que en general recae sobre “los especialistas”. Que a veces el azar también juega, pero solo a veces. Que Teo no es Trezeguet, ni siquiera Gigliotti. Que ambos son más jugadores de área. Que Teo podría haber jugado junto a David. ¿Y porque no junto Villalba –uno de los pocos rapiditos y habilidosos del plantel, también desterrado?. 

Y habló como si  bajo su conducción no se hubiera ordenado el fin de ciclo Trezeguet –por razones todavía ignoradas por la opinión pública-. Y lo que es más grave y elocuente, que David logra los goles que Newell´s  necesita para tener aspiraciones de “bicampeón” porque la pelota le “llega limpia”, no como le llegaba en River. Como dice Teo. Y que estos son los refuerzos que él pidió. Punto.

Entonces…¿Quién no entiende aquién?. “Esto es River”. tanto para Teo como para Ramón y el resto del plantel. Lo que hay son problemas de funcionamiento antes que de efectividad que no pueden ser solo atribuibles al “salvador” quilombero, de Barranquilla.  

River volvió al gol frente a Estudiantes pero le costó muy caro. Ese “masaje al ego” del cuerpo técnico que entregó Menseguez –en gran definición- no alcanzó. El gol del “antihéroe” tan cuestionado duró un suspiro. Y al final dejaron prendida una luz anaranjada como los botines del Rayo.

 River, insólitamente salió con suplentes. Supuestamente a cuidar a sus jugadores claves. ¿Cuáles son?. Si salvo Vangioni, Barovero y  Balanta (suspendido)  todos bajaron el nivel. ¿Por qué el Barsa juega contra el Madrid un sábado, luego un martes, un viernes y ahora contra el Milán el martes de nuevo?.

Y River –este River que Teo no entiende- no puede jugar dos partidos con la misma alineación. Así nos encontramos con el manotazo de ahogado de encontrar las respuestas en Fabbro muy tarde  –otro que llegó mal físicamente. Y Lanzini, que después de Boca, pierde continuidad y nivel. 

Ledesma que había sido el más parejo del ciclo Ramón- ahora está fuera de distancia y se hace echar infantilmente- Remplazado en el torneo por un Ponzio,que luego de su problema “hemorroidal”, perdió la sangre que supo ostentar. Y entonces, es cuatro o cinco. Da lo mismo. Como Kranevitter. Una esperanza que corre riesgo de difuminarse cuando no se sabe si es volante central, por derecha o por izquierda. ¿Desde cuando los jugadores deben jugar de cualquier cosa?. 

¿Por qué Balanta jugó a ayer de tres?. Lo está siguiendo el Barsa y se lo expone en un puesto que no conoce ni maneja. Antes que él estaban el Malevo como tres ofensivo o Funes Mori, que conoce mejor esa función. Resultado: noche negra de Balanta.

 ¿Qué se pretende con esta polifuncionalidad?.Que terminen  todos como Leandro González Pirez –aquel que descollaba con Pezzella en los juveniles- y terminó en la hoguera. Jugando en los cuatro puestos de la defensa. Rueda de auxilio de todos los baches. Comiéndose todos los pozos. Atolondrardo y fauleador. 

Y así Mora dejó de ser esa promesa que fue cuando le ponía el culo a Schiavi y lo guapeaba. Y tenía el arco entre ceja y ceja, hasta que le tocó banco. Y nunca más…

Entonces si a Carbonero se le pide que corra y luche más que juegue y ponga la pelota al piso. Cosa que hacía en Arsenal sin tanta obligación de marca. Si Rojas, deja de ser salida en el cuadrado armado con Balanta. Vangioni. Ledesma y se le exige ir al piso, antes que cuidar el balón  y ser prolijo en la circulación. ¿Qué se espera?.  

Y si como anoche Ramón, en el “desideratum” de la desorientación, opta sacar un delantero y poner un volante de marca con el resultado en contra. ¿Quién no entiende a quién?.

Se abrió el arco pero el mar de dudas en el que cayó el riojano es insondable. Verón y Román Martinez, dieron cátedra de conducción dentro de la cancha. Con poco, manejaron los hilos del partido. Partido inconcebiblemente planteado de entrada y replanteado peor al quedar con uno menos. 100 % responsabilidad del técnico.

Empiezan a caer poco simpáticas aquellas chicanas de negar haberse ido a la “B”, como todos los riverplatenses. Porque si no se fue, tampoco le corresponde el “orgullo” de Almeyda de haberlo regresado a la “A”. Un lider grupal como pocos, “absolutamente ninguneado” por muchos medios partidarios que aceleraron una despedida indigna para el noble Matías.

No me gusta que Teo cargue con piedras que hagan de su recuperación algo irremontable. Que a lo físico, se le cargue una mochila  psicológica. No era el momento. Ni es justo. Ni hay quien pueda rendir más que él, en estos momentos. Pasó el anunciado tifón “Berta”, “Lilita” o como lo quisieron llamar – con  pena y sin gloria, pero sin desastres mayores. 

 Pero la “final que River deberá enfrentar el miércoles llega cargada de ansiedad. Otra vez hay pronóstico deTsunami.  Como dijo Barovero: “ojalá transformemos la ansiedad en motivación”. A Ramón se le descalibró la brújula,como el “pibe de la popu” que gritó el gol del pincha como si fuera de River.

El miércoles apostamos todo a la rebeldía y el amor propio de los jugadores. La grandeza está en ellos. Y en la hinchada que se “merece algo más” que folletines siesteros de novelas centroamericanas.

Atiborradas de tranzas, desleataldes, amores furtivos. Se merece respeto. Y respetar a River es “ser fiel a un estilo” que alguna vez lo proyectó al Olimpo millonario. Y que anoche superó el fantasma del gol, pero que nos dejó con más dudas que certezas. 

Por eso: ¿Quién no entiende a quién,en River?