En un partido histórico, la alegría es Monumental
por Charro de A River lo quiero
Tanto maltrato recibió el Monumental, tanta desilusión tuvo en Cochabamba el hincha, tanto se sufrió esta semana, tanta necesidad de revancha tenían los jugadores, tanta épica se necesitaba para dar vuelta un 0-3... que finalmente todo se transformó en una desesperada búsqueda de esperanza, en una esperanzadora y simbólica promesa de que todos haríamos todo lo que estuviera a nuestro alcance para convertir la semana de dolor y desilusión en una jornada de ilusión, milagro y épica.

El Monumental se vistió de fiesta como en sus mejores jornadas y listo para honrar la historia que la precedía, el hincha fue preparado para convertir la incertidumbre en aliento y la desazón en impulso, los jugadores se mentalizaron en que podían y que iban a intentar durante los 90 minutos. Todos querían pasar aunque fuera muy difícil y todo indicara lo contrario. Hubo que tragarse cargadas ajenas, la desilusión propia y las operetas (desde un pobre Chilavert o un inexistente Pochi Chavez hasta el periodismo detestable).
Claro que toda jornada épica debe tener condimentos especiales. La semana torturante nos preparó para que cada actor de esta noche inolvidable cumpliera su papel de la mejor manera, la llovizna nos predispuso, la noche nos cobijó y la salida del equipo fue el inicio de la función. El aliento, los fuegos artificiales, las luces, el humo, el agua, la poca visibilidad, el ruido, un plantel que se concentró y se infló de valor y otro que se llenó de dudas y se desinfló. No habían empezado los últimos 90 minutos pero el partido ya se había empezado a dar vuelta.
El Muñeco tomó una decisión arriesgada pero muy meditada. Todavía no había encontrado el equipo y le pareció el momento adecuado para hacer una prueba importante teniendo en cuenta el esquema del rival y las características de sus mejores jugadores.
La gran incógnita era como lograr convertir 4 goles y que no nos convirtieran goles, quien y como se harían los goles cuando no hay goleadores y como lograr mantener el propio arco en 0 cuando no hay un arquero salva partidos y la defensa es endeble en los centros e insegura ante los contraataques. La respuesta de Gallardo fue defender con 3 (por más que no lo hubiera probado con los nuevos intérpretes) y llenar el mediocampo de jugadores talentosos y con llegada. Lo que pudiera parecer arriesgado defensivamente y amontonamiento en el medio, terminó siendo una llave.
Gallardo se la jugó por Montiel (un pibe que siempre mostró sacrificio, personalidad y velocidad, que respondió de lateral a pesar de ser un central y que no bajó los brazos aunque las oportunidades llegaran a cuenta gotas y tan espaciadas que podrían desesperar) porque hizo un par de buenos partidos (uno de lateral y otro de central) y eso le dio la posibilidad de utilizar a todos los jugadores de su confianza en el medio (hasta ahora siempre había tenido que dejar a alguno afuera, primero lo iba dejando a Enzo Perez para que se recuperara físicamente, después a Rojas por una lesión y luego a Nacho Fernandez por su bajo rendimiento).
Finalmente, con la última duda optó por poner a Auzqui y no darle toda la presión a Borré (un pibe al que quería llevar de a poco pero las circunstancias hicieron que debiera ser un ¨salvador¨). ¨Napoleón¨ Gallardo se la jugó y no le pudo salir mejor.
Tal como pensó Gallardo, los bolivianos salieron con un esquema de aguantar, de encerrarse e impedir que River Plate desequilibrara, 2 líneas defensivas de 4 jugadores y otro más mutando según la posición del rival y sólo un jugador preparado para aguantar la pelota arriba hasta que llegaran los refuerzos. Algunos pensaron que River Plate caería en la trampa y perdería las subidas por los laterales yendo siempre por el medio y ayudaría a armar el embudo salvador de los bolivianos, sin embargo desde el primer minuto se vio que River Plate tenía su propio plan y convicción.
River Plate empezó a apretar con sus defensores muy arriba (Maidana encargado de ser el último hombre, a veces acompañado por Ponzio y otras con una clara línea de 3), Pinola y Montiel se animaban a pasar el mediocampo para dar el primer pase y cederles la pelota a los que saben manejarla (pero con la ventaja de estar con la pelota dominada y habiendo pasado a los primeros defensores rivales), el Pity Martinez y Auzqui lograban correr junto a la línea del lateral, llegaban hasta el fondo y siempre tenían gente en quienes apoyarse, Perez era un doble 5 pero adelantado y Nacho Fernandez jugaba aún más adelantado conectando todas las líneas, el famoso desorden ordenado que había anticipado Pity Martinez en la pretemporada se empezó a ver ayer.
Todos los jugadores se movían en el frente de ataque y se llevaban las marcas provocando espacios, el constante movimiento en ataque desorientaba al rival, los defensores cerraban sus líneas ante el que llevaba la pelota pero éste siempre tenía un pase para alguien que penetraba esas líneas defensivas rivales. Como dijo Gallardo, ahora todos hablan de un rival débil (el mismo que nos hizo 3 en Cochabamba, que clasificó en su grupo y eliminó al mejor equipo en los grupos sin que le hicieran goles en Brasil) pero la realidad es que River Plate lo convirtió en un equipo débil (ya sea por superioridad física, tecnica, táctica y/o mental).

El secreto para simplificar el partido era convertir en los primeros 20 minutos (como si fuera fácil) y eso se logró con un pase magnífico entre líneas de Ponzio (luego de robar una pelota en el medio) y Scocco con gran rapidez, maestría y frialdad (le ganó a 2 defensores en velocidad, hizo un caño, eludió al arquero y definió con seguridad) hizo el primer gol de una noche soñada y consagratoria (después de haber perdido goles fundamentales en Cochabamba logra revertirlo con una noche de 5 goles...). Habiendo conseguido lo más difícil era necesario no perder presión y mantener el mismo espíritu.
Pocos minutos después llegó el segundo gol con un latigazo de Scocco (recibió el balón con su pierna derecha, se acomodó entre marcas para estar frente al arco y sorpresivamente le pegó al arco con muy poco recorrido de su pierna pero con tal fuerza y precisión que la pelota pasó por el único espacio que había entre la pierna del defensor, la mano del arquero y el travesaño). Con esto no alcanzaba pero unos minutos después, Scocco tiró un centro rasante buscando el pie de alguno de los que entraban al área y tuvo tanta fortuna que la comba que llevaba logró que se le metiera al arquero en el segundo palo.
El milagro se había concretado y empezaba un nuevo partido, en el primer cuarto del partido ya nadie tenía ventaja y la nueva pregunta era si se mantendría la presión o se dejaría salir al rival. River Plate siguió ahorcando al rival y finalmente con una asistencia de Scocco, Enzo Perez convirtió su primer gol ingresando solo al área rival (definiendo con serenidad y exactitud ante la salida del arquero).
Así terminó el primer tiempo y con gran alegría se esperaba el segundo tiempo. Se había hecho todo lo que exigía el partido, un partido perfecto pero un error aún podía dejarnos afuera. Otra vez la pregunta era si se dejaba salir al rival o seguiría la presión, el equipo seguiría tan concentrado o necesitaría un respiro para volver a presionar luego. A los 40 segundo llegó el quinto gol (otro de Scocco) y en pocos minutos Fernandez y Scocco volvieron a anotar.
La fórmula se repetía, se penetraba por los laterales y el centro iba hacia atrás para la entrada de un volante o se rompía líneas por el medio y se cedía la pelota al que entraba solo. La seríe ya estaba sentenciada pero faltaba un gol inolvidable de Enzo Perez que recuperó una pelota en su propia área y llegó al área rival eludiendo y ganando en velocidad a 3 rivales para pasar la pelota por encima del arquero (envidiable calidad y fortaleza física para lograr algo así sobre el final del partido).
Hablar individualmente es injusto porque el equipo tuvo una noche soñada. Lux en los primeros 75 minutos ni la tocó (salvo con los pies para dar algún pase) y los bolivianos ni siquiera patearon al arco, los 3 defensores cumplieron funciones de salir jugando más que defensivas, Ponzio mostró la personalidad, el empuje y la concentración de siempre (lo mismo que la defensa) pero lo que brilló fue el juego de Rojas, Martinez, Auzqui, Fernandez, Perez y Scocco (los 3 últimos en un nivel superlativo).
Cada uno en lo suyo (la gambeta atrevida y endiablada de Pity los volvió locos y por eso recibió la merecida ovación, la velocidad de Auzqui fue imparable, el juego y posicionamiento del resto fue inmarcable pero la efectividad de Scocco también será recordada por los bolivianos). Acertó Gallardo, los jugadores tuvieron una noche increíble y el equipo tocó a toda orquesta, nadie desentonó.
El destino a veces es muy raro. La suerte nos golpeó en Cochabamba con un muy injusto 0-3 y ayer nos sonrió al permitir que entraran las que debían entrar. La pelota pasaba con exactitud y pocas veces se da la justeza de la definición. Como dijo Gallardo, la ovación se la merecen los jugadores y ojalá esto sirva para iniciar el camino final de un equipo que se consagre con la Copa.
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